jueves, 26 de septiembre de 2013

Fuerte crecimiento de las centrales hidroeléctricas de bombeo

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Que la energía hidráulica aporta electricidad limpia al sistema eléctrico nadie lo discute. Pero que además es capaz de añadir aportación de eficiencia al sistema ha sido algo que se ha sabido desde siempre pero que sólo se ha utilizado en contadas ocasiones. Así es, se pueden aprovechar los excedentes sobrantes de producción durante las horas valles (por ejemplo, de una nuclear que no puede parar su producción) para bombear agua que luego se turbina en horas punta.

Por lo tanto, las centrales hidroeléctricas de bombeo son un tipo especial de centrales hidroeléctricas que posibilitan un empleo más racional de los recursos hidráulicos de un país.

Disponen de dos embalses situados a diferentes cotas. Cuando la demanda de energía eléctrica alcanza su máximo nivel a lo largo del día, las centrales de bombeo funcionan como una central convencional generando energía. En horario nocturno, con una demanda baja de energía eléctrica en el sistema, se bombea agua para después poder ser utilizada para abastecer la central hidroeléctrica en momentos de alta demanda eléctrica. De esta forma la caída de agua, almacenada en el embalse superior, hace girar el rodete de la turbina asociada a un alternador.

Después el agua queda almacenada en el embalse inferior. Durante las horas del día, en la que la demanda de energía es menor, el agua es bombeada al embalse superior para que pueda realizar el ciclo productivo nuevamente.

Para ello la central dispone de grupos de motores-bomba o, alternativamente, sus turbinas son reversibles de manera que puedan funcionar como bombas y los alternadores como motores.

En este tipo de centrales hay muchas esperanzas puestas, está previsto que hasta el año 2020 se instalen en el mundo 100 nuevas centrales hidroeléctricas de bombeo con una capacidad superior a los 74 GW. En 2012 había 350 centrales de estas características con 152 GW instalados.

El interés por estas instalaciones es distinto según el área geográfica que analicemos. De esta forma, en Asia donde se están realizando grandes inversiones en térmicas de carbón y nucleares, las centrales hidráulicas de bombeo pueden ajustarse a las curvas de demanda diarias. En China se construirán 20 de las 100 centrales planificadas hasta 2020.

En Norteamérica y Europa la existencia de otras energías renovables les dan sentido a las centrales de bombeo ya que son capaces de almacenar energía cuando se produce un excedente renovable. En este sentido, en el técnico, las centrales de bombeo funcionan a la perfección. Sin embargo, el promotor de estas instalaciones también quiere que sean rentables. De esta forma le interesa vender la energía eléctrica en horarios diurnos donde se paga el kWh a mayores precios. Pero puede ocurrir que al sistema, en esos horarios, ya tenga toda su demanda energética cubierta, con lo que quedaría relegado a vender su producción en horarios menos rentables desde un punto de vista económico.

Si el operador del sistema eléctrico tiene mayor interés en que la operación sea técnica que económica, puede chocar con los intereses de los promotores y los proyectos no salir adelante. Por este motivo es imprescindible un acuerdo consensuado por todas las partes para que el uso de este sistema de producción de energía tan eficiente siga creciendo.

martes, 3 de septiembre de 2013

Gran crecimiento de las energías renovables hasta 2030

2 comentarios:

Las empresas consultoras especializadas en estudios de proyectos renovables y la propia Agencia Internacional de la Energía (AIE), afirman en sus últimos informes que las perspectivas de inversión en energías renovables en el escenario 2013-2030 son muy prometedoras.
 
La AIE estima que de toda la potencia energética eléctrica instalada en el mundo de aquí a 2030 el 57% será renovable y la consultora Bloomberg New Energy Finance, por su parte, eleva esta cifra hasta el 70%.
 
A pesar de la situación de crisis financiera internacional los proyectos que se van a realizar en el corto plazo auguran una gran cantidad de empleo relacionada con el sector. En la propia Unión Europea son muchos los países que destacan por su dinamismo en cuanto a la promoción de proyectos renovables. En los últimos años, especialmente significativo es el caso del Reino Unido. Consientes de esta realidad empresas españolas importantes están realizando fuertes inversiones en el país.
 
La situación en España es bien distinta. La opinión pública española hoy tiene asumido que las energías renovables son las causantes del déficit tarifario y de los grandes desequilibrios que estas energías han causado sobre el sistema eléctrico del país. Ya me lo decía mi cuñado la semana pasada: “No veas el facturón de luz que me ha llegado este mes: 225 €. La culpa la tienen los molinos esos que han puesto por todos lados y que ahora tenemos que pagarlos entre todos”. Hay que quitarse el sombrero ante las grandes eléctricas y el gobierno porque sus campañas de “información” sobre el coste excesivo de las renovables han calado hondo.

Pero ¿Por qué un gobierno como el británico apuesta tan decididamente por las renovables y el español ha dejado de confiar en ellas hasta el punto de lanzar una campaña de desprestigio encubierta?

Las claves tenemos que analizarlas teniendo en cuenta el planteamiento británico:

  1. El gobierno británico ha fijado unos ambiciosos objetivos para el sector, al contrario de lo que está ocurriendo actualmente en España. Esta conciencia de la necesidad de un cambio en el modelo energético es fundamental y desencadena toda la serie de decisiones posteriores.
  2. El marco regulatorio se mantiene estable y sin modificaciones “a mitad de la partida”.
  3. Flexibilidad de establecimiento de empresas y condiciones laborales idóneas para la realización de inversiones.
  4. Compromiso de reducción de las emisiones en un 80% antes de 2050.

La Ley de Energía presentada por el ministro de Energía y Cambio Climático inglés, a finales de 2012, no tiene nada que ver con la reforma de la Ley del Sector Eléctrico que se está proponiendo en España, ya que la primera tiene como objetivos cambiar el mix energético hacia uno bajo en carbono, mejorar la infraestructura energética, aumentar la independencia energética y conseguir un desarrollo sostenible. La española, desgraciadamente, no tiene en cuenta realmente estos principios, sino más bien todo lo contrario: seguir apostando por un modelo predominantemente fósil y nuclear.

Además, y esto es lo más curioso, el modelo inglés pretende bajar los precios de la energía  y garantizar el suministro apostando precisamente por las fuentes energéticas domesticas como herramienta para luchar contra las fluctuaciones de precios internacionales de combustibles, una vez más, en las antípodas del planteamiento español.

Más allá de una visión cortoplacista centrada en el recorte y en el mantenimiento del status quo, el gobierno español debería realizar una apuesta decidida por un nuevo modelo que ha demostrado rentabilidad económica, seguridad en el suministro y crecimiento económico asentado en políticas de desarrollo sostenible.